viernes, 12 de diciembre de 2008

EL TECHO EN EL DESIERTO por Ma Laura de Arriba

La historia de Bruria
Denise León
Buenos Aires, Simurg, 2007
Págs. 249


Quisiera detenerme, para comenzar, en la propuesta de Denise León de estudiar los textos de dos escritoras judeo-argentinas, Tamara Kamenszain y Ana maría Shua, desde la flexión autorreferencial del discurso y a partir de la construcción de diversas imágenes del sí mismo como tópicos de sus escrituras. La multiplicidad autofigurativa pone al descubierto las tensiones entre memoria y presente, entre lenguaje y biografía, entre tradición y transgresión y las imágenes se establecen entre tres núcleos fundamentales: género sexual, novela familiar y tradición judía que, a su vez, se anudan con un movimiento específico: el de la repetición en tanto intertextualidad y en tanto proceso que forja la memoria de un grupo para sobrevivir a través del espacio y del tiempo.
Huelga decir que estos propósitos están ampliamente cumplidos a lo largo del desarrollo del texto que se sustenta, además, en un sólido andamiaje teórico que nunca llega a opacar la especificidad y la autonomía de la escritura de Denise León. Pero más allá de estos efectivos aciertos epistemológicos me interesa destacar el modo en que la autora se enfrenta a la tradición y yo diría que este modo es el de una genuina irreverencia unida a la necesidad de homenajear, recordar y reconstruir la propia estirpe familiar y su propio lugar como intelectual crítica.
Denise León, mujer, escritora, judía, tucumana, intelectual crítica, lee lo que otras mujeres, escritoras, judías, intelectuales han escrito y, a su vez, escribe emplazándose en un linaje de mujeres audaces que saben que el único modo de mantener viva una tradición es traicionándola desde una abanico que hibrida reproducción y producción nueva de sentidos.
En contra de todo intento de fijar coordenadas identitarias inmóviles el texto detecta justamente lo contrario, la movilidad, el desplazamiento y la metamorfosis de las identidades plurales. Con la misma soltura Denise León, mujer, escritora, judía, tucumana, intelectual crítica lee lo que los altos padres de la crítica han afirmado y con la misma genuina, saludable y audaz irreverencia se permite disentir. Es decir, se permite pensar a contrapelo de la Doxa establecida y desafiarla porque la solvencia teórica de ningún modo es un obstáculo para pensar con ojos nuevos y articular, asimismo, una voz joven de la crítica argentina. Y digo una voz joven y nueva en dos sentidos: por un lado atendiendo a la edad de Denise pero, por otro, teniendo en cuenta la calidad de un texto que conmueve, justamente, porque se permite la poesía, la pasión, el guiño autobiográfico, permite que en él ingrese la bobe con sus preguntas y saberes junto con los relatos de Bruria y Ruth, junto con una primera persona que no vacila en afirmarse como un yo autónomo que elimina las reticencias y disculpas a las que la crítica académica nos tiene acostumbrados.
Finalmente, sólo agregar que a estas alturas ya sabemos que si leemos un libro, ese libro también nos lee. Juego de la repetición y la diferencia. Deleuze pero antes Nietzsche y el eterno retorno. Denise construye una primera persona afirmativa y enfática para leer de otro modo la tradición escrituraria femenina, judía, argentina, probablemente porque su curiosidad intelectual la ha llevado, así, a leerse a sí misma y esto nos permite instalar su gesto en el linaje de la crítica como ejercicio o flexión autobiográfica. Juego de la repetición: la historia de Bruria en sintonía con la historia de Denise. Juego de la diferencia: Denise habría intervenido con fervor en los debates del milagroso Rabí Meir, su marido, y, felizmente, nadie la habría podido detener.

No hay comentarios: