martes, 7 de abril de 2009

ENCUENTRO DE EDITORIALES Y ESCRITORES INDEPENDIENTES


CRUCE DE CAMINOS
Primer encuentro de escritores y editores independientes

El 17 y 18 de abril se realizarán en San Miguel de Tucumán las jornadas Cruce de caminos. Primer encuentro de escritores y editores independientes, organizadas por editoriales y autores del interior del país.
Cruce de caminos se propone como un encuentro entre editores y escritores que vienen realizando distintas producciones editoriales en sus ámbitos de residencia, para intercambiar experiencias y generar vínculos que no pasen, necesariamente, por la capital del país. El encuentro consistirá en mesas de debate, presentaciones de colecciones y revistas y lecturas de poesía y narrativa.
El concepto de “editoriales independientes”, las relaciones del periodismo cultural y la industria editorial y la necesidad de profundizar la investigación y difusión de las tradiciones culturales marginales a las consagradas serán temas principales del encuentro.
Organizado por Ediciones Recovecos (Córdoba), la revista Mil trescientos kilómetros (Tucumán) y la Editorial Perro Pila (Jujuy), Cruce de caminos contará con la participación de escritores de Rosario, Córdoba, Salta, Jujuy y Tucumán. El encuentro tendrá como sede el Centro Cultural Rouges, con el auspicio de la Dirección de Cultura de la Municipalidad de Tucumán.

LOS ESPERAMOS!

viernes, 12 de diciembre de 2008

REVISTA N° 3


EDITORIAL N° 3

Año 2. N° 3
por María José Cisneros

Como se sabe, para griegos y romanos el bárbaro era el otro, el extranjero. Para nosotros, los argentinos, en cambio, el bárbaro suele ser “ese otro que somos y no somos nosotros mismos”. Semejante paradoja responde a la tendencia que tenemos a representarnos, a leer nuestra historia y proyectar nuestra identidad a partir de la postulación de pares de opuestos que se excluyen entre sí. Unitarios versus federales, Buenos Aires versus el interior, peronistas versus antiperonistas, gobierno versus campo, etc. Todas dicotomías que encuentran su expresión más acabada en el célebre dilema planteado por Sarmiento en el Facundo: civilización o barbarie. Esto es así, porque más allá del extremo con el que cada cual se identifica, se tiende a interpretar que la civilización se encarna en las propias filas, mientras se descalifica como bárbaro al que se ubica en la vereda de enfrente.
Mil trescientos kilómetros. Escrituras desde las fronteras es una revista y un proyecto cultural que busca situarse más allá de estos falsos dilemas, pues entiende que reconocer las diferencias, dar cuenta de las distancias, denunciar las asimetrías económicas y culturales que separan al centro -Buenos Aires- de la periferia -el interior-, no significa abogar por la exclusión del otro. Por el contrario, a nuestro entender, una cultura no es un todo homogéneo, siempre idéntica a sí misma, sino antes bien, un río de amplia cuenca cuyo caudal se nutre de los aportes que le hacen otros ríos. De allí, la inclusión en el número anterior y la renovada apuesta en éste, de una sección denominada “Tarjeta Postal”, en la que nos damos el gusto de difundir la obra de artistas de otras regiones del país. En este caso, la tarjeta que con ustedes queremos compartir ha sido enviada por Ana María Shua quien ha tenido la generosidad de hacernos llegar unos microrrelatos inéditos.
Es nuestro deseo que el intercambio de postales con los productores y difusores culturales, especialmente de nuestra región, pero también con los del resto del país, se vuelva cada vez más caudaloso. Creemos que, en gran medida, es el desconocimiento del otro, de la riqueza que puede aportarnos desde su diversidad, lo que nos lleva a considerarlo como un bárbaro. Entendemos, además, que en un país tan extenso y culturalmente heterogéneo como el nuestro resultan urgentes políticas culturales promovidas por el Estado y convalidadas por la sociedad civil que tiendan puentes entre las regiones, que federalicen los puntos de producción y latoma de decisiones en lo cultural. Pues, sólo desde la inclusión y el diálogo crítico -que no cae en anquilosadas oposiciones pero tampoco en insípidos y homogeneizantes consensos-, vamos a poder comenzar a gestar una cultura política sin exclusiones, profundamente plural y democrática.

DOSSIER OSCAR QUIROGA (Rev. n°3)

Pisándole la sombra a un pájaro.
Apuntes sobre la obra de Oscar R. Quiroga

por Mauricio Tossi

Dramaturgo, actor, poeta y docente son algunas de las múltiples facetas de este intelectual tucumano. Figura insoslayable para comprender la vida teatral del Tucumán de las décadas del ‘60 al ‘80. Radiografía de un referente del teatro independiente, popular y comprometido.

CONVERSACIÓN CON MARCOS ROSENZVAIG (Rev n°3)

(Entrevista en Edición impresa)

MIRADAS SOBRE LAS ARTES (Rev. n° 3)

Tinku Kamayu: reunidas para trabajar.
Entrevista al documentalista Federico Delpero Bejar
por Belén Aguirre

(Entrevista en Edición impresa)

LA PUNTUACIÓN DEL SILENCIO por César Juárez

Cuaderno del expósito
David Lagmanovich
México, Cuadernos de Norte y Sur, 2001
44 págs.

En “De oscuridad en oscuridad”, Paul Celan escribe: “Abriste los ojos — Veo vivir mi oscuridad. / La veo hasta el fondo: / aún allí es mía y vive”. Pues bien: Cuaderno del expósito parece estar estructurado a partir de un dispositivo análogo al que dejan entrever las líneas arriba citadas. En este “poemario”, precisamente, la unidad viene dada —entre otros factores— por este singular modo de generar la discursividad de los poemas: el “yo lírico” habla acerca de sí mismo a partir de la mirada que le devuelve un “otro”. Mi “oscuridad” —diría este “yo”— proviene de la de “ella”. O, si se quiere, “el expósito” proviene de “la expósita”. La mirada del “otro”, en suma, deviene un pozo de sombra que —paradójicamente— ilumina al “yo”. Y decimos que lo ilumina ya que a lo largo del volumen se deja entrever un tránsito conmovedor: aquel que es capaz de llevar nuestra subjetividad —como lo supo advertir Santiago Kovadloff— del “dolor” al “sufrimiento”, entendiendo a este último, claro está, no como algo impuesto sino como algo a lo cual se accede. Diríase que el “yo” de estos poemas ha dejado de soñarse como “idéntico a sí mismo”. Es en esta desgarradura, entonces, donde los poemas de Cuaderno del expósito nacen y se reúnen. Es desde allí, por cierto, que será posible tematizar la condición del expósito para dar con “[…] la mirada / capaz de exorcizar / las mitologías de la sombra”. La notable precisión en lo compositivo a veces pasma. Leamos, por ejemplo, el siguiente poema titulado “Borde”: “Aquel rincón estaba al borde del patio / un patio que estaba al borde del hospicio / un hospicio que estaba al borde del pueblo / un pueblo que estaba al borde del mundo // Pero en ese rincón el expósito soñaba despierto / con un mundo sin bordes / donde alguien vendría a buscarlo / desde el borde de la nada”. Muchos de los más de veinte poemas que integran el libro —como el que acaba de transcribirse— carecen de una explícita puntuación. Y esto es así, parece sugerir David Lagmanovich, puesto que la inteligibilidad del lenguaje requiere de la puntuación del silencio significante que habilita y motoriza cualquier producción de sentido.
Cuaderno del expósito cuenta con una nota final que no puede no leerse. Se trata de cuatro párrafos luminosos que diversos lectores guardarán en sus respectivos cuadernos de bitácora. La última línea reza: “[…] la única verdad que vale la pena perseguir es la realidad de la poesía”.