viernes, 12 de diciembre de 2008

EL CENTRO OPULENTO Y EL DESOLADO ORBE DE LAS PROVINCIAS por Fabián Soberón

El margen, el centro
Osvaldo Aguirre
Jujuy, Perro Pila, 2006
Págs. 43


No había leído un libro dedicado exclusivamente a la literatura de Jujuy que abarcara —en pocas páginas— los diferentes géneros literarios, hasta que descubrí El margen, el centro de Osvaldo Aguirre. El libro, un exotismo en la literatura crítica argentina —publicado por la editorial Perro Pila— reúne una entrevista al escritor y periodista Reynaldo Castro por su libro Con vida los llevaron; una reseña sobre la primera novela de Héctor Tizón escrita en el exilio; un ensayo sobre la Antología poética de Néstor Groppa; una conversación con Héctor Tizón marcada por las preguntas lúcidas; una nota sobre la mítica revista Tarja y dos artículos reveladores sobre poetas secretas. Notas y entrevistas conforman un catálogo atípico y personal de los diferentes modos de la literatura de esa provincia: poesía, investigación periodística, crónica-historia, revista y novela.
En la nota preliminar, Aguirre escribe una declaración de principios que es, al mismo tiempo, una proclama sobre la relación difícil y asimétrica entre las provincias y Buenos Aires. Dice el autor: “[…] los textos responden finalmente, creo, a la pregunta y a la curiosidad por los márgenes. Que es, o suele ser, mucho más inestable, y más interesante que lo que brilla en el centro”.
Osvaldo Aguirre nació en Colón, provincia de Santa Fe, y vive en Rosario. No deja de sorprender que un santafesino se interese por los márgenes del norte. Y no es sólo este el caso. Entre los muchos libros publicados, Aguirre ha escrito una ágil y voluminosa crónica de las aventuras de la pandilla de Butch Cassidy en la Patagonia. Con lo cual, advertimos que el autor de El margen, el centro no sólo se ha preocupado por los olvidados recovecos de la literatura del norte sino también por los salvajes rincones del sur del país. Extraño oficio el de Aguirre. Extraño y necesario, ya que no abundan los libros que se ocupen de la literatura del norte y, menos aun, de la de Jujuy.
El libro acumula comentarios que estimulan la lectura de los autores reseñados. En la nota dedicada a la poesía de la desaparecida Alcira Fidalgo, Aguirre afirma: “El desarraigo y la distancia de la tierra natal son los motivos principales de la escritura inicial. Los poemas aspiran a la ligereza del mismo viento que se añora y se configuran a manera de suspiros, en textos breves, a menudo aforísticos”. Sobre la novela El viejo soldado, de Tizón, escribe: “La publicación de esta novela más de veinte años después del momento de su escritura se explica por los méritos literarios pero también porque el drama que la desencadenó es parte de la actualidad”. En la conversación con el narrador jujeño, Aguirre anota una pregunta que sorprende al lector y, quizás, al entrevistado: “En La casa y el viento dice que la historia de un hombre es un largo rodeo alrededor de su casa. ¿Esa casa es también la lengua en que escribe?” Tizón, por supuesto, responde que sí. La brevedad de su respuesta nos informa que la pregunta es oportuna y que la intensidad de la asociación entre la “casa” y la “lengua” no requiere de largos excursos.
Hacia el final de la nota sobre la revista Tarja Aguirre concluye: “[…] al releer las páginas de Tarja se tiene la impresión de que el auténtico espíritu moderno y de renovación no alienta en los centros sino en sus márgenes”. Al releer las páginas de El margen, el centro se tiene la impresión de que es imprescindible que libros como este se multipliquen y se difundan no sólo en Buenos Aires sino que sean leídos por los propios habitantes del norte.

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